Queridos párrocos, sacerdotes, religiosos y religiosas, de vida apostólica, seminaristas, delegados, catequistas y agentes de pastoral:
Después de celebrar el Misterio de la Navidad, nos hemos preparado para la solemnidad de la Epifanía. En ella nos estremecerán las cínicas y malintencionadas palabras de Herodes: “Vayan y averigüen bien todo lo que se refiere a este niño…” (Mt 2, 8). Hoy nos toca sufrir el cinismo, la mentira, la maldad y la violencia, e incluso ataques contra la Iglesia, como consecuencias del abandono de los valores que identifican a nuestro pueblo. Ante esta realidad, y como discípulos misioneros de Cristo, debemos tomar las iniciativas, y dar las respuestas, que él espera de nosotros y que su Espíritu nos quiera inspirar.
En estos días previos a la Epifanía, hemos proclamado la lectura continuada del primer capítulo del Evangelio según San Juan. Y al igual que a Andrés y al otro discípulo, que le preguntan a Jesús dónde vive, él nos dice a todos: “Vengan y lo verán” (Jn 1, 39)
Deseo que sepamos descubrir, de forma renovada, la presencia del Señor en las familias, en los más pobres, en los que no tienen trabajo, en los campesinos luchando por sus derechos, en los presos, en los enfermos y en todo ser humano que sufre por cualquier causa. Deseo que sepamos proclamarlo vivo en su Palabra, en la Eucaristía, en la Comunidad eclesial que vive y se reúne en su nombre.
Después, cuando Felipe encuentra a Natanael, y éste pone en duda de que de Nazaret pueda salir algo bueno, es Felipe quien le dice: “Ven y lo verás” (Jn 1, 46) Y esta invitación es la que debe caracterizar toda la pastoral en nuestra Diócesis de Trujillo. Es invitación a convertirnos en verdaderos discípulos de Jesús para, después, poder ser misioneros de su Misión.
No es la Diócesis de Trujillo que tiene una misión; es la Misión de Jesús que cuenta con la Diócesis de Trujillo.
¿Cómo ser instrumentos de esta invitación a conocer a Jesús para seguirlo y anunciarlo?
1º – Viviendo la FIDELIDAD al Señor a pesar de nuestras limitaciones; y siendo fieles al Cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia, de la cual él es la Cabeza. (Ef 1, 2; Col 1, 18)
2º – Viviendo la COMUNIÓN eclesial en el seno de la Diócesis y con las demás Diócesis; y compartiéndola especialmente con la nueva Diócesis de La Ceiba y su Obispo, Mons. Miguel Lenihan. Viviendo la comunión en el seno de cada Parroquia y con las demás Parroquias. Viviéndola entre todos los creyentes por encima de nuestras diferencias, porque “No hay discipulado sin comunión” (DA, 155) Y, sobre todo, porque “la Iglesia ´atrae´ cuando vive encomunión” (DA, 159)
3º – Viviendo en una permanente búsqueda de la VERDAD. El apóstol Juan nos exhorta: “Hijitos, no amemos de palabra y con la boca, sino con obras y de verdad” (1 Jn 3, 18) Vivir y buscar la verdad supone abrir totalmente la conciencia al Espíritu Santo, porque “el Espíritu es la verdad” (1 Jn 5, 6) Consecuencia de esta vivencia fiel a la verdad, nuestra pastoral debe incluir una denuncia clara y profética de todo lo que no es verdad, de todo lo que va en contra de la verdad. Trabajemos para que la verdad esté presente en las relaciones familiares, sociales, políticas, económicas, culturales, religiosas, etc.
4º – Todos los ámbitos de nuestra PASTORAL DE CONJUNTO, expresados en el Plan Diocesano de Pastoral, deben estar inspirados por lo que la Iglesia ha ser para el mundo: “como una MADRE, que sale al encuentro, una CASA acogedora, una ESCUELA permanente de comunión misionera” (DA, 370)
MADRE, cuyo 25 aniversario diocesano deberemos celebrar con sencillez pero con mucho gozo y agradecimiento; a Dios en primer lugar, y a Mons. Virgilio López, su primer Obispo.
*El carácter maternal de nuestra pastoral debe quedar plasmada en la Catequesis que ofrecemos a los niños y jóvenes, así como en la que ofrecemos para la recepción de los sacramentos. *También se manifiesta la Iglesia diocesana como Madre en las acciones de la Pastoral Social/Caritas con las que queremos promover a los pobres, a los desempleados, a los campesinos, a los obreros, a los privados de libertad, a los enfermos, etc.
*La Iglesia es madre que encarna el llamado de Dios a la vida sacerdotal, consagrada y ministerial, por medio de la Pastoral Vocacional.
CASA, porque es donde nació la Iglesia, recibiendo al Señor Resucitado, aunque fuera con las puertas cerradas por miedo a los judíos; y reuniéndose con María en el aposento superior de una casa de alto, a la espera del la promesa del Espíritu que convierte a la Iglesia en Misionera. *Así deben vivir, pero ya sin ningún miedo, las Comunidades Eclesiales de Base.
A esta forma de entender la Iglesia debe estar el servicio imprescindible de los Delegados y Delegadas de la Palabra de Dios, así como a todos los demás Ministerios que el Espíritu considere necesarios.
*Casa acogedora porque abre sus puertas de par en par a los necesitados, con la ayuda de Caritas, sobre todo en las situaciones de emergencia por desastres naturales.
*Casa para que la Pastoral Familiar ayude a las familias a convertirse en verdaderos hogares de amor y de respeto capaces de evangelizar a otras familias.
*Casa acogedora porque la Pastoral Litúrgica nos prepara para compartir y celebrar la fe sin importar las diferencias raciales y culturales que se dan en nuestra Diócesis.
*Casa que también ha abierto sus puertas al Hermanamiento de las Iglesias de otros países, especialmente la Diócesis de Dallas, que nos quieren de una manera particular.
ESCUELA en la que aprendamos a aprender, y en la que aprendamos a anunciar y enseñar todo lo que se refiere al Misterio del Amor de Dios manifestado en Cristo Jesús.
*En esa Escuela es donde se aprende a estar al servicio de la Comunión desde los Equipos, Comisiones y Consejos, en sus distintos niveles, que garantizan el carácter orgánico de nuestra pastoral.
*Escuela que nos exige crear y desarrollar una Pastoral Educativa que defienda el derecho a la educación y que contribuya a inyectar en ella los valores que nacen de la oferta que Dios nos hace por medio del Reino.
*Al servicio del anuncio de este Reino deben estar los Medios de Comunicación Social que deberemos organizar adecuadamente.
*Para que nuestra Diócesis llegue a ser escuela de comunión misionera gracias a la formación que logremos ofrecer a todos los agentes de pastoral desde una posible escuela de asesores y desde el EFAP.
*Escuela donde los Movimientos y Asociaciones de Apostolado profundicen en su carisma propio y se preparen para ser instrumentos más eficaces de comunión y misión en el ámbito parroquial y diocesano.
Que en todos estos propósitos, y todos los que ustedes tengan en su corazón, el Señor nos bendiga e ilumine para podérselos ofrecer a lo largo de este año que, de corazón, les deseo muy lleno de frutos de gracia y santidad.
Fraternalmente,
Luis Solé
Trujillo, 6, de Enero de 2012
Foto Tomada del Semanario Fides