Fundador de Cáritas Honduras

Monseñor Evelio Domínguez Recinos

Obispo Auxiliar de Tegucigalpa y Fundador de Cáritas Honduras

Evelio Domínguez Recinos, hijo de Pablo Domínguez y Elena Recinos, nació en Marcala, Departamento de La Paz, el 18 de marzo de 1910. Cursó sus estudios de primaria en Marcala y su vida infante y adolescente fue transcurriendo en el silencio de la vida rural. Al concluir sus primeros estudios se contrató como recolector de café, contribuyendo así con su trabajo al sostenimiento de la vida familiar.
El 22 de diciembre de 1935 recibió el sacramento del Orden Sacerdotal en la Catedral Metropolitana  de Tegucigalpa, presidiendo la celebración Monseñor Alberto Levame, Nuncio Apostólico, ya que después del fallecimiento de Monseñor Hombach no se había nombrado sucesor para la sede de Tegucigalpa. En la ceremonia de su consagración sacerdotal estaba presente su madre, su padre había fallecido siete meses antes.
En el templo parroquial de San Miguel Arcángel de Marcala, acompañado por el párroco P. Encarnación Salgado Trejo, cantaba su primera misa en enero de 1936. Después de este acontecimiento parroquial y familiar permaneció durante un mes en Marcala colaborando en el trabajo pastoral del pueblo que le había visto nacer.
El Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, Monseñor Emilio Morales Roque, lo nombró coadjutor del padre Ramón Salgado en la Catedral, atendiendo también la capellanía del Hospital San Felipe. En junio de 1938 es nombrado coadjutor del padre Luis Geromini en la parroquia de Cedros hasta abril del año siguiente.

En mayo de 1939 llegó a la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Sabanagrande, de donde ya no saldría sino para llegar a la morada definitiva. Lo que en un primer momento parecía un destino pasajero, puesto que arribó sin nombramiento, se convirtió en su casa y su familia para siempre. Hasta 1949 recibió el nombramiento oficial de párroco.
Su mayor dedicación fue dirigida a atender los problemas de las aldeas de la parroquia. Trabajó decididamente por una auténtica educación integral, uniendo el anuncio del Evangelio a un esfuerzo constante por lograr el desarrollo de las comunidades, para lograr superar la tremenda barrera que supone, para quienes sufren la pobreza. La mejora de las condiciones de vida de sus feligreses supondría un acercamiento al Dios cuya gloria es que el hombre tenga vida; también era una cuestión de justicia lograr que todos los hombres vivan con dignidad y tengan acceso a las mismas oportunidades que les ayude a conseguir todos aquellos logros de que son capaces.
Trabajó incansablemente procurando el progreso del pueblo y se esforzó en acabar con lo que destruía la paz y el bienestar. Promovió el movimiento de Alcohólicos Anónimos, que su hermano Saúl había fundado en Honduras. Fue un auténtico padre para todos sus feligreses, uniendo una intensa vida de oración al arduo trabajo que requería el gobierno pastoral de la extensa parroquia.
Impulsa diversos proyectos de desarrollo, promoción humana y servicios comunitarios: Apertura de calles que facilitan el acceso a las comunidades rurales. Construcción de puentes. Instalación de agua potable. Apertura de pozos. Centros comunales y de capacitación. Centros de promoción y formación agrícola. Centros de salud, botiquines. Promoción de salud rural. Letrinas. Proyectos de electrificación. Escuelas. Ermitas. Cementerios. Talleres de artesanía: alfarería, flores secas y flores de tusa (hoja de maíz). Talleres de jarcia, alforjas, matate (morrales), sacos, cinchas y hamacas.Promoción de pequeñas industrias. Ejerció su cargo como Párroco y como Obispo con gran sencillez.
El día 27 de diciembre de 1957, a las nueve de la mañana, en la catedral metropolitana de San Miguel Arcángel de Tegucigalpa, es consagrado Obispo. Su nombramiento como Auxiliar de la Arquidiócesis no impide que continúe trabajando y residiendo en Sabanagrande. Para permanecer en su parroquia obtiene un permiso especial de la Santa Sede. Dicen que comentaba al conocer su designación como obispo: «Acepto, pero aquí me quedo».
Su nueva condición de mitrado no le hace abandonar su sencillez, ni su trabajo ni su vida disciplinada, austera y rigurosa. La reflexión desde el Evangelio será siempre el centro de su actividad doctrinal, pastoral y caritativa. En 1959 funda Cáritas en Honduras, es impulsor, promotor y primer Director. Los proyectos de ayuda llegan desde las Cáritas europeas en especial de Alemania. En 1963 trae de Colombia, la idea de las Escuelas radiofónicas. Pretende conseguir que los campesinos despierten para ser capaces de tecnificar las labores agrícolas, sin la utilización de productos químicos (era ya consciente del deterioro del ecosistema y de la necesidad de protegerlo), y para aprender a leer y escribir.

SU ESPIRITUALIDAD

La espiritualidad de Monseñor Evelio es profunda y auténticamente eucarística: alejada del sentimentalismo, ajena a la sensiblería y asumida con los cinco sentidos, nada empalagosa y plena de la dulzura y ternura, en absoluto ausente e imbuida del compromiso personal y comunitario para lograr una verdadera transformación social, reacia al clericalismo y contundentemente sacerdotal, rechazando lo lastimero para entregarse a la legítima compasión. «Hermoso será meditar delante de Dios Eucaristía que con nuestro bautismo contrajimos un compromiso de colaborar con él en buscar la felicidad de nuestros hermanos los hombres. Cuando un cristiano comulga con el pan de la unidad, debe saber que espreciso estar en comunión con todos sus hermanos, siendo solidario con ellos en su lucha por alcanzar su mayor bienestar».
Es tremendamente conciliador, un pacífico que pretende y logra pacificar. Entiende que la reconciliación es el caminopara lograr la paz interior y así alcanzar la paz social; en consecuencia es un tenaz confesor para quien no hay horariosni impedimentos que lo separen de su misión sacerdotal. Trata los problemas sociales como consecuencia del pecadopersonal y comunitario, por eso propone medidas evangélicas y la educación en la fe como el mejor antídoto contra las lacras sociales que generan destrucción, injusticia y pobreza.

Son todavía famosas y perviven en el corazón de todos las «cuarenta horas», fiestas eucarísticas en las que congrega a todos los sectores de la población cargándolos de un alto contenido social, cree firmemente que si todos los habitantes de la parroquia viven sinceramente su fe eucarística los problemas están en vías de solución. «Te pedimos, Señor, que alejes el desaliento y la desconfianza del corazón del pobre; el orgullo y la dureza del corazón del rico; el egoísmo y el odio del corazón de todos, para que nos veamos como hermanos sin lucha de clases en un mundo de justicia, paz y amor». «Empecemos, potenciemos y perfeccionemos todo lo que realmente eleva al hombre: Educación integral,mejoramiento del nivel económico, técnicas agrícolas, trabajo para todos, tierra para los que no la tienen y sobre todo amor para todos los hombres como nos demuestra Cristo en la Eucaristía, quien como hermano mayor se nos da a todos por igual».
Lo más llamativo de sus cualidades personales, lo más atractivo y lo más recordado y alabado por todos son su sencillez y humildad. Generoso, afable, alegre y agradecido. Vive la verdadera opción por los pobres, es cercano a los más desfavorecidos, se apropia de sus problemas y trata de no ausentarse de las condiciones existenciales que éstos padecen, viviendo él mismo de la forma más austera posible.

Se fue con la misma discreción con que llegó. No quería dejar Sabanagrande, aún encontrándose muy débil y enfermo por temor a que los doctores no le permitiesen regresar a su pueblo querido. Fallece el 20 de abril de 1988 a causa de un paro cardiaco provocado por una bronconeumonía. Sus restos reposan junto al altar mayor de la Iglesia parroquial de Sabanagrande a la que entregó 49 años de su vida.

Pbro. Antonio López Villar

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