Durante los últimos treinta años, la sociedad hondureña ha experimentado un gran deterioro en sus principios y valores. El más notorio es el aumento de la violencia. La respuesta del Estado ante esta situación ha sido priorizar las medidas de corte punitivo y elevar el protagonismo policial, respondiendo a la lógica de que a más policías y más logística para patrullaje e inteligencia más seguridad.
Sin embargo, aumentar el gasto en defensa no ha disminuido la violencia en el país, al contrario, se han remilitarizado las actividades de seguridad interna lo que ha abierto el camino para el protagonismo político militar, sumado a la total pérdida de control civil sobre los cuerpos armados.
Las medidas tomadas por el Estado para reducir los niveles de violencia han sido insuficientes. Los últimos acontecimientos causan mayor preocupación, cuando las instituciones con responsabilidad de resguardar la seguridad de las personas se ven involucradas en hechos criminales contra la población.
Consideramos que se debe atender el problema de la violencia y no solo el delito, concertar una política de seguridad ciudadana integral y una política criminal, separar funciones de seguridad y defensa y desmilitarizar las funciones de la Policía, pero también fomentar una cultura de paz desde todos los espacios posibles.
La Iglesia Católica a través de la Pastoral Social/Cáritas, convencida de que todos los seres humanos tenemos la necesidad y el derecho de vivir en paz y en un país seguro, donde la promoción de la persona sea el centro de todas nuestras acciones, ha decidido retomar la campaña ciudadana: “Una cultura de paz y respeto por la vida”, convocando a la feligresía, involucrando a todas sus estructuras pastorales y a todos los hombres y mujeres que quieran sumarse a promover la cultura de la vida y rechazar la violencia, ya que “en efecto para el cristiano proclamar la paz es anunciar a Cristo que es nuestra paz” (Efesios 2,14), exhortando a todos los miembros de esta sociedad a convertirse en constructores de la paz.
Objetivo de la campaña: Crear un clima de respeto por la vida y la dignidad humana en todos los espacios de la vida nacional, a fin de apoyar a la construcción de una sociedad tolerante y equitativa, cuyo centro sea el respeto y el bienestar de la persona humana.
Lema: Paremos la violencia, respetemos la vida.
El contenido y mensaje se sustentarán en valores como el respeto a la dignidad humana, la tolerancia, la solidaridad, la búsqueda del bien común y el respeto de los derechos humanos, en especial el de la vida y la integridad física y psicológica. También se destacará la búsqueda de la paz, la justicia, la verdad y el amor como fundamentos del bienestar, la realización y la convivencia humana. Todo ello en consonancia con los postulados del Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia. Así mismo se promoverá la participación de la ciudadanía en los espacios de toma de decisión para exigir su derecho a la seguridad.
La Iglesia católica impulsa este esfuerzo con la esperanza de propiciar el surgimiento de constructores y constructoras de paz y espacios de tolerancia y solidaridad para romper el círculo de la impotencia y temor ante el fenómeno de la violencia. También se une a las diferentes iniciativas que buscan construir la paz, especialmente la impulsada por la Universidad Autónoma de Honduras a través de su rectora Julieta Castellanos y la impulsada por la Fundación Suyapa con el lema “Hazme un Instrumento de tu paz” tomando a la Virgen María como ejemplo y promotora de valores humanos y espirituales.
Esperamos que esta campaña sea impulsada por los agentes de pastoral: párrocos, religiosos/religiosas, catequistas, Delegados de la Palabra de Dios, jóvenes, técnicos de las oficinas diocesanas de Pastoral Social/Cáritas, parroquias y comunidades.
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