La Conferencia Episcopal de Honduras a través de un comunicado se solidarizó con los hondureños migrantes que salieron en caravana de Honduras, por lo que ven con mucho pesar y seria preocupación esta “tragedia humana”, como ha llamado el Papa Francisco a la migración forzada, por la salida en caravana de miles de nuestros hermanos y hermanas que han abandonado su propia tierra, buscando mejores oportunidades de vida, para ellos y para sus propias familias.
Ésta es una realidad indignante, causada por la actual situación que vive nuestro país, obligando a una decidida muchedumbre a dejar lo poco que tienen, aventurándose sin certeza alguna por la ruta migratoria hacia Estados Unidos, con el deseo de alcanzar la tierra prometida, “sueño americano”, que les permita resolver sus problemas económicos y mejorar las condiciones de vida para los suyos y, en muchos casos, les garantice la tan anhelada seguridad física.
La Iglesia que peregrina en Honduras reconoce el derecho humano de cada persona a una vida digna y al desarrollo personal, familiar y comunitario. Es deber del Estado Hondureño brindar a sus ciudadanos los medios para cubrir sus necesidades básicas, como son: trabajo digno, estable y bien retribuido, salud, educación y vivienda. Y cuando esas condiciones no existen, las personas se ven obligadas a vivir en la fatalidad y muchísimos de ellos a emprender un camino que les lleve al desarrollo y superación, hallándose en la vergonzosa y dolorosa necesidad de tener que abandonar sus familias, sus amistades, su comunidad, su cultura, su ambiente y la tierra que los vio nacer.
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